¡Conseguido! Ya tienes la prueba número 4


¿Eres chica y quieres volar? Ahora lo puedes conseguir como cualquier otro chico. Pero en un pasado, ser piloto estaba solo reservado a los hombres. ¿Puedes creerlo? Ella marcó la diferencia.
Lee atentamente el texto. Necesitarás algo para resolver el final del escape room. 

Amelia Mary Earhart (AtchisonKansasEstados Unidos24 de julio de 1897 - desaparecida en el océano Pacífico2 de julio de 1937)1​ fue una aviadora estadounidense, célebre por sus marcas de vuelo y por intentar el primer viaje aéreo alrededor del mundo sobre la línea ecuatorial.


Amelia era hija de Samuel "Edwin" Stanton Earhart (1867-1930) y Amelia "Amy" Earhart (nacida Otis) (1869-1962). Pasó buena parte de su infancia en Atchison (Kansas) con sus abuelos maternos, quienes le proporcionaron un estilo de vida lleno de comodidades. Su abuelo, Alfred Gideon Otis, era un prominente juez federal retirado, que pensaba que el padre de Amelia, Edwin Earhart, abogado de empresas del ferrocarril, no estaba en condiciones de proveer a su familia un estilo de vida lo suficientemente holgado.2
Durante su infancia, Amelia dio muestras de una personalidad inquieta y audaz, pues se involucraba en actividades atribuidas a los chicos: escalaba árboles, se deslizaba en trineo y disparaba a ratas con un rifle. También tenía como pasatiempo reunir recortes de periódicos de mujeres famosas que sobresalían en actividades tradicionalmente protagonizadas por hombres.2
En 1905, a los ocho años, se mudó junto a su familia a Des Moines (Iowa), pues su padre había conseguido allí un empleo de ejecutivo, tras venir a menos su práctica de abogado.2​Cuando tenía diez años, tuvo la oportunidad de ver su primer aeroplano en una feria estatal. Precisamente, la joven expresó en esa oportunidad que el aparato «era una cosa hecha de cables oxidados y madera, nada interesante».3
Sin embargo, una serie de desventuras llegaron a la familia Earhart poco después. Su padre había caído en el alcoholismo, por lo que fue despedido de su trabajo; además, Amelia Harres Otis, abuela de Amelia y muy querida por ella, había fallecido en 1911.4​ La familia se mudó a St. PaulMinnesota, y posteriormente a SpringfieldMisuri. En esta ciudad, su padre tenía la certeza de tomar un empleo, algo que terminó en un fiasco, pues el sujeto a quien supuestamente reemplazaría, no había dejado el puesto.4​Esto provocó el enojo de su esposa Amy, quien partió junto a Amelia y su hermana Muriel, con rumbo a Chicago.
Durante la Primera Guerra Mundial se enroló como voluntaria en labores de enfermería junto a su hermana en la ciudad de TorontoCanadá, donde atendió a los pilotos heridos en combate. También aprovechó la ocasión para visitar un campo del Cuerpo Aéreo Real. En sus propias palabras, fue allí donde terminó «picada por el gusanillo de la aviación».5
En 1920 su familia pudo reunirse nuevamente en California. Para ese tiempo Amelia asistió a un espectáculo aéreo en Long Beachy quedó prendada definitivamente de los aviones. Consiguió que la llevaran a bordo de un biplano en el que voló durante diez minutos sobre Los Ángeles. Sus palabras acerca de esta experiencia fueron: «Tan pronto como despegamos sabía que tendría que volar de ahora en adelante».6

Amelia la aviadora[editar]

Sus primeras clases de aviación las obtuvo de la instructora Neta Snook, otra piloto pionera. Durante esa época logró adquirir un prototipo del aeroplano Kinner al que llamó «el Canario», en el que sufrió algún que otro accidente, cosa común en esa época por la poca fiabilidad de los motores y la lentitud de las aeronaves. Su instructora no le daba mucha credibilidad como piloto, una opinión que no abandonaría durante su carrera.7​ Ya en octubre de 1922 consiguió su primer récord de altitud al volar a 14 000 pies (4267 metros) de altura.8​Para 1923 obtuvo la licencia de piloto de la Federación Aeronáutica Internacional, siendo la decimosexta mujer en recibirla.6
Amelia dejó por un tiempo la aviación y compró un automóvil, al que puso el sobrenombre de The Yellow Peril (‘el peligro amarillo’), en el que llevó a su madre a través del país rumbo a Boston. Al ser los autos aún una novedad en el campo, la gente se interesaba por ella y le preguntaba de dónde venía.
En 1927 se unió a la Asociación Aeronáutica Nacional (capítulo Boston). Se dedicó a invertir dinero para construir una pista de aterrizaje, vendió aviones Kinner y promovió la aviación, especialmente entre mujeres. Ya comenzaba a hacerse un nombre en la sociedad. El Boston Globe la reconocía como una de las mejores pilotos de Estados Unidos.2

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